viernes, 5 de marzo de 2010
Como no iba a fiarse de ella si sus ojos radiaban dulzura y ternura, le agarro de la mano y paseo junto a ella por la orilla de la playa.
Sonrió al recordar aquello pero tristemente todo se había acabado y delante de el estaba el rostro de su amada lleno de sangre y con una mirada de odio, portando un cuchillo con el cual le amenazaba.
Por desgracia bastante tarde comprendió que ella no era humana, era un invento que fallaba y se había vuelto en su contra.
De pronto un pinchazo agudo le lleno de dolor el abdomen y sus manos se llenaron de rojo, la miro a los ojos con lágrimas y antes de respirar por ultima vez le dijo: No te guardo rencor
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Encuentro una gran belleza en tus poemas siempre, es un placer acercarse a tu delicado espacio.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Cálido abrazo.