Tras los cristales empañados de su salón le vio a él, dirijiendose a un coche rojo del cual vio bajar unos tacones de infarto y pudo adivinar el rostro de una joven morena, alta y bastante guapa.
Entonces entristeció, el amor por el que había soñado esas ultimas noches veraniegas, tenia dueña y no era ella.
Pero no se rindió, se puso su mejor vestido y sus tacones, los cuales eran para eventos especiales. Bajo corriendo las escaleras y salio a la calle, pavoneandose de un lado a otro delante de ellos.
Cuando empezó a dejarles atrás escucho la voz de la joven:
Vaya hermanito, si que tienes buen gusto!!!
Y una sonrisa se dibujo en su cara
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Recuerdos pasajeros