La luz tenue de la farola alumbraba a un rostro hermoso pero carente de felicidad, era un joven violinista que aguantaba la fuerte nevada para conseguir dinero. La poca gente que pasaba por allí apenas paraba a escucharle y solo consiguió un par de monedas y dos chicles de menta. Lo que no sabia es que a lo lejos unos ojos rojos le observaban, se habían encaprichado de él. Una pequeña criatura sedienta de sangre que ya cansada de simplezas quería probar con extravagancias y esa noche él seria la primera
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Recuerdos pasajeros