viernes, 7 de mayo de 2010
Sonaba una dulce melodía salida de un piano detrás de la pared que daba a su habitación. Al otro lado no habitaba nadie, por eso le era extraño escuchar música. Pegaba con timidez el oído para escuchar mejor.
Escucho un ruido atronador y se asusto tanto que tiro el vaso de agua de su mesita de noche rompiéndole en mil pedazos, al levantarse para limpiarlo, se clavo los cristales en sus pies descalzos y la sangre que brotaba por aquellos pequeños cortes escribió un mensaje:
-La sonata de la muerte, una vez escuchada de por vida te atormentara.
Y así fue, acabo en un manicomio ingresada por el resto de su vida tarareando esa canción
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el requiem de un sueño, un sueño de muerte.
ResponderEliminarincreible la imagen.
un saludo en la lejania.