Era un pequeño diablillo negro que se alimentaba de las lágrimas ajenas. Cuando veía a una joven llorar hay estaba el bajo sus humeantes párpados recogiendo esas pequeñas lágrimas que a él le hacían tan poderoso y a ella tan desgraciada. También recogía la de los niños, esa eran la que mas le gustaban pues estaban llenas de inocencia y pureza. Si nadie lloraba buscaba cualquier situación para lograrlas, rompía corazones, empujaba a los niños, ponía zancadillas, desilusionaba.
(la foto ya daba miedo de por sí)
ResponderEliminarTu texto se ha complementado con ella de maravilla :)
Alguien muy fuerte tiene que hacer frente a ese diablillo hum!
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